De esto trató la exposición realizada por Pía Rubilar donde se evaluó el trabajo desarrollado en este ámbito en la cual también participó la neuropediatra del Hospital San Camilo Ingrid Johnson.//
Hasta el año 2019, las posibilidades de que un estudiante hospitalizado por largos periodos en los establecimientos de Aconcagua perdiera su año escolar eran muy altas. La escolarización era un tema difícil de abordar, tanto por el funcionamiento interno como por la cantidad de recursos disponibles.
Tres años después, esta realidad ha cambiado. Gracias al trabajo de un equipo encabezado por la Enfermera Pía Rubilar, hoy la red de salud de Aconcagua cuenta con tres escuelas hospitalarias que ya suman más de 80 estudiantes atendidos, con prestaciones que se dividen entre el aula hospitalaria (sala dentro del hospital), atención domiciliaria y atención en la misma cama del estudiante, donde son más de 400 las atenciones entregadas.
De esto trató la exposición realizada por Pía Rubilar en el marco de la jornada realizada por el Ministerio de Educación, donde se evaluó el trabajo desarrollado en este ámbito y donde también participó la neuropediatra del Hospital San Camilo Ingrid Johnson.
“El objetivo de las escuelas hospitalarias es hacerefectivoelderechoa la educación del niño, niña y joven hospitalizado,entratamiento médico domiciliario,otorgando una atención educativa formativa y humana, con calidad y equidadafin deevitarel rezagoyla deserciónescolar,sinimportarsu estrato socialocondicionesde vida.A la fecha, contamos con un total de once educadoras entre las tres escuelas ubicadas en el Hospital San Camilo, San Francisco de Llay Llay y el Hospital Psiquiátrico Philippe Pinel, lo que ha sido producto de un trabajo largo y a conciencia de todos los equipos en cada uno de los establecimientos”, expresó Pía Rubilar.
A su vez, se destacó que otros objetivos de esta iniciativa son proporcionar al estudiante fortalezas para enfrentar el diario vivir en un entorno que no le corresponde, ayudar a aminorar los impactos negativos de la enfermedad en los pacientes-alumnos y contribuir a la normalización de la vida de los niños, niñas y jóvenes hospitalizados y/o entratamiento médico ambulatorio y domiciliario.
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